
Parecía un día normal pero había algo diferente dentro de él. Sintió una necesidad de soledad que invadió todo su ser. Sin pensarlo dos veces cambió el rumbo. Comenzó a caminar sin dirección. Con sus audífonos puestos la música lo transportaba a mundos que solo él conocería, le hacía sentir emociones incomprendidas. De pronto ya nada era lo que parecía. Sus pasos se sentían ligeros, el movimiento de sus manos al andar era como el va y ven de la marea, sus cabellos ondeando con el viento y el mismo viento acariciando sus mejillas y su cuello. Levantó la mirada y las líricas parecían escribirse en el cielo. Aves trinando, personas caminando. Todos ellos se volvían ritmo con el tiempo.