Qué acidez tan macabra me provoca tu partida. YA las cortinas lloran de no verte desnudarte de nuevo frente a mis demonios. Ya mis pechos se enfrían y mis muslos se apagan al instante. Qué agonía tan caótica que poco a poco me vacía y me agota y me entierra debajo de podridas emociones. Silencio intenso dentro de nosotros, labios cerrados y ojos vendados que marcan el final de una era y el inicio del infierno emocional. Siento como los párpados se sienten pesados y millones de elefantes pisotean cada sentimiento que aún existía. Que soledad siento dentro de tus recuerdos, se me enfría el café de tus ojos, se me inundan las llagas abiertas, te me notas en la locura. Tantas marcas que dejaste en mi piel y tú huyendo de mis manías. Patética aberración aferrarse a lo imposible.
Ayumi.
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