El día que comenzó todo esto advertí, a tu ahora condena, que tenía que irse y confió en mí. Así que trate de esconderle pero no pude. Llegaron varios del círculo, dejándola inconsciente y se la llevaron mientras a mí me golpeaban. Me llevaron al centro del círculo, me juzgaron y esperaron darme veredicto después del tuyo. Cuando escuché tu sentencia y vi tu reacción, no soporté verte tan mal y quise correr hacia ti; primero lo impidieron pero cuando caíste inconsciente te tomé entre mis brazos, te besé y algo pasó. Algo salió de mi espalda lo que sorprendió a la mayoría del círculo. El juez dijo:
-Tú condena ángel, será amarle en el silencio, soportar no ser amada por él y ver su sufrimiento. No serás recordada solo al final de su condena cuando vuelva a ser hombre.
Por un instante las voces se tornaron como en gritos ahogados en un vacio y no sabía que pasaba. No me explicaba lo que me había sucedido ni porque mi transformación pero de pronto todo regreso a mi memoria y recordé porque estaba ahí. Te tomé entre mis brazos, nos cubrí con mis alas y no pude evitar llorar. Lloré como nunca pero ahora las lágrimas que brotaban no eran agua salada, eran sangre.
Las miradas se posaron en nosotros, tú abriste tus ojos, me miraste y yo te sonreí. Nos besamos y así quedo firmada nuestra condena.
Pasaba el tiempo y yo siempre te miraba espiarla y sufrir como nunca lo habías hecho. Han pasado dos largas vidas y con esta tres. Tres vidas amándote en silencio, soportando que no me ames y viendo tu sufrimiento sin ser importante para ti pasando desapercibida.
Él me mira, limpia mis lágrimas y dice:
-Pero, yo te di la oportunidad de estar conmigo, ¿Por qué no aceptaste?
-No pude hacerlo, si yo hubiera aceptado tu sufrimiento hubiera sido mayor.
-Ya soy humano así que recordaré.
-Cuando el momento de tu retorno llegue, así como el mío, tal vez no recordaremos o todo será peor.
-¿Retorno?
-Sí, nuestro retorno a como siempre ha sido. Regresaremos al lugar que pertenecemos: tú, oscuridad; yo luz y así luchar. Pero antes estas condenas tienen que acabar.
-Y ¿Cuánto falta para eso?
-No lo sé, puede que sea mañana o hasta la próxima vida. Por ahora solo disfrutemos estos momentos.
Toco su rostro con dulzura y acerco mis labios a los suyos. Nos besamos. Siento como su lengua en mi boca parece incitar a la mía. Sus manos bajan de mi rostro al cuello siguiendo su curso hasta mis senos que acaricia suavemente. Estoy muy nerviosa, lo amo tanto y por fin estoy con él. Comienza a besar mi cuello mientras su mano derecha se posa entre mis piernas, sube nuevamente y va lentamente hacia la blusa mientras yo desabrocho su camisa. Se la quito. Comienza a desabrochar mi pantalón mientras yo hago lo mismo con el suyo. Se levanta del sillón, se arrodilla, quita mis zapatos al igual que el pantalón dejándome en ropa interior y comienza a besar mis piernas. Toca mi sexo con su mano, la quito lentamente y tomo su rostro dando un beso más en sus labios.
Se levanta nuevamente toma asiento a mi lado me levanto para sentarme en sus piernas y su respiración se agita cada vez más. Comienzo a besarle el cuello bajando mis manos hacia su pantalón que bajo lentamente. Toco su miembro y lo pongo aún más firme con mis manos. Baja mis pantaletas, me levanto y la quita completamente y desaparece su pantalón. Vuelvo a sentarme sobre él, me abraza y desabrocha el sostén. Me guía acomodándome para penetrarme mientras juguetea rozando nuestra intimidad. Se introduce en mí provocando un éxtasis cósmico. Lo miro a los ojos y él sonríe. Nuevamente me guía haciéndome mover lentamente. Me recuesta en el sillón. Entra y sale haciendo movimientos lentos y rápidos. Es muy excitante! Siento que mis muslos se incendian, no soporto el calor que provocan sus caricias. No soporto más; un grito sale de mí haciéndolo encenderse aún más. Se mueve con más fuerza. Estoy agitada, mi corazón palpita demasiado rápido, siento como la sangre va recorriendo mi cuerpo. Estoy agotada y al parecer el también. Hace un movimiento rápido y sale tratando de recuperar el aliento. Me mira acercando sus labios a los míos, me besa, baja al cuello, siento su lengua.
-Lo siento mi angelito –dice con lágrimas en los ojos.
Algo se incrusta en mí, es doloroso pero no puedo moverme, ahora recuerdo bien mi condena.
-Tu condena será amarle en el silencio, soportar no ser amada por él, ver su sufrimiento. No serás recordada solo al final de su condena cuando creas que volvió a ser hombre y morirás entre sus fauces traicionada por el ser a quien amaste. Así terminara su condena y la tuya.
Me siento débil, mis ojos se cierran y tomo un último aliento y le digo:
-Te amo mi dulce vampiro
Cierro mis ojos.
Mi condena ha sido cumplida…
Ayumi Hikayu ♪
1 comentario:
ay.. lo vi todo, siempre me pasa eso cuando te leo.
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