18/7/11

The Point of No Return.


Estaba acostado en ésa que se convertía en “nuestra cama” con suaves sábanas blancas. Bebía un whisky en las rocas y escuchaba a Pink Floyd semi-acostado bajo la ropa de cama con la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados dejando que la música le embriagara más que el alcohol.

No recuerdo haber estado tan nerviosa en otra ocasión. Era como verle por primera vez. En mi cabeza miles de imágenes pasando rápidamente y en el centro él, solo él.

Me paré en frente con aquel liguero negro que había elegido para mí y unas medias con detalles de listón rosado en la parte de atrás de las piernas. Mi cabello lacio tapaba mis pechos y mis ojos ahumados en negro le miraban con tanto deseo. Portishead sonando. Recuerdo su rostro de satisfacción. Levantó la cabeza, abrió los ojos y me vio como primera imagen ardiente, caliente. Si se hubiera visto. Sentí la adrenalina correr por mis venas. El nervio desapareció.

Le dio un buen trago a la bebida mientras yo bailaba acercándome a la cama. Me miró con ojos incandescentes. Me subí y jalé las sábanas hasta despojarle de ellas por completo. Le acaricié las piernas hasta llegar al bóxer y lo quité. Desnudo le miré desde los pies, lo recorrí por completo violentándolo con la mirada. Tomé su miembro que comenzaba a tomar firmeza, me miró con aceptación y bajé mi cabeza. Con movimientos delicados arriba y abajo le daba placer mientras tomaba fuerte mi cabello. Aumentaba su firmeza y se sentía más inquieto gimiendo y disfrutando. Sabía que eso era lo que deseaba. Le recorría el miembro con mi lengua un par de veces y volvía a introducirlo en mi boca. Tool invadía el cuarto.

Jala mi cabello quitándome de su vientre y me dirige a un lado tuyo. Me acuesta boca arriba y quita mi cabello del pecho para acariciarme y besarme. Su mano derecha se escabulle hacía mi vientre. No dejaba de besarme siempre con los ojos cerrados. Una de mis sensaciones favoritas: abrir los ojos y verme reflejada en los suyos. Pink Floyd de nuevo, One of My Turns: qué adecuado! Sus dedos jugueteando en mi sexo, su lengua seduciendo a la mía y nuestro calor encendiendo la cama. Entrada y salida de sus dedos y yo gimiendo en su oído haciendo que aumentara el ritmo. Antes de hacerme llegar se detiene, - No es divertido cuando terminas antes, nena.

Lindo cuando me habla así.

Me levantó sobre él para sentarme. Mirándonos a los ojos y tomando mis caderas me sienta y me penetra con fuerza colocándose completamente dentro. Fue uno de esos momentos en que un mundo de emociones nadan entre fluidos, sudor y caricias. El vaivén de las caderas al ritmo de sus manos. Descontrol, pasión y amor llenaban el cuarto. Recuerdo escuchar de fondo Explotions in the Sky. Le tomo del cuello aferrándolo a mí y en un instante los cuerpos encajaron perfectamente y el orgasmo los invadió a la par. No paré. No paró. Nos incendiamos. Hacía cuantas noches nos habíamos deseado. GodSpeed You Black Emperor. En un grito que resonó en la habitación quedó grabado el amor que sentíamos los dos como si la música hubiera absorbido el momento entre sus notas. Abrí los ojos y le miré mojado bajo de mí. Acaricié su rostro. Me miró sin soltar mis caderas, sonrió.

Me quité de encima con una sensación indescriptible en el pecho y en todo el cuerpo como si mis 21 gramos se hubieran ido y regresado en cuestión de minutos. Me recosté y cerré mis ojos. No podría describir con palabras lo sucedido. Tocó mi hombro llamándome y me encendió un cigarrillo. ¡Qué rico es estar puesto antes y después y durante del amor! Después me encendió un tabaco y le di un sorbo a su whisky. La Especialidad y su Tanque amenizaron las fumadas. Al lado mío él tomando mi mano, mirándome a los ojos, fumando.

Son instantes, momentos importantes que se quedan grabados en la memoria como él desnudo en la mía. No hacían falta palabras, es cuando sabes que encontraste a alguien realmente especial. Terminamos el cigarrillo y los tabacos también.

–Recuéstate en mi pecho.

¿Cómo podría yo negarme a eso?

Le abracé cariñosa como siempre. Sabía que se irías antes de despertar, tenía que aprovechar y caí perdida entre sus brazos.

Aparecían los primero rayos del sol en la ventana y todos ellos se dirigían hacía mi cara. No sentí sus brazos, era de esperarse. Me escondí bajo las sábanas y me giré al otro lado. Mi sorpresa fue verle dormido recostado junto a mí. No tenía nada más que hacer. Lo abracé por la espalda y al oído le dije un Te Quiero. Con su mano tocó mi mano y dijo – Vuelve a dormir preciosa.

Había regresado.



Ayumi Hikayu. ♫




♪Hans.

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