Sentada bajo los últimos rayos del sol, esperando la llegada de la noche más oscura, me quedé mirándolo y recordando su mirada. Observé fijamente hacia lo lejos intentando plasmarla en la distancia, hacerla eterna en el firmamento. No me encuentro en silencio, las olas del mar cantan sus melodías enamorándome por completo. La noche cubre la playa con su plena oscuridad y al verlo despertar solo son sus ojos frente al mar lo que veo brillar. Quiero que se quede quieto, eterno éste momento. Aferrarme a él, tomar su mano, rodear su cuerpo con mi mano, besar sus labios y mirarlo, contemplarlo y memorizarlo así: mío, nocturno, en paz con la noche. Él es así, como el mar. Guarda misterios en su alma y su corazón. Tiene amores, pasiones, pasado, mareas intensas, noches en calma, días eternos, momentos mágicos, su propia melodía. Él es así, eterno con sus olas cambiantes, abundantes. En sus ojos también se refleja la luz de la luna y se vuelve eterna. Tiene esa furia y sus angustias guardadas y se enfada y arrebata y arrastra y después se calma y ama otra vez. Lo guardo en ese recuerdo, en ese sentimiento de paz que me recorre, que se filtra hasta mi alma. Me guardo su mirada y su melodía como el mar.
Ayumi♥
Bajo la cúpula te guardé en ese eterno sentimiento, Duende.
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