24/7/09

La Partida... Sonia Rangel


La partida
Para Edith
Cerré los ojos queriendo contener las lágrimas y di un fuerte respiro. Cuando abrí los ojos ella ya se había dado media vuelta y caminaba hacia la salida llevándose consigo lo último que me quedaba. Miserable, bajé la cabeza y dije su nombre con las pocas fuerzas que me quedaba; lo dije para que el viento se llevara su recuerdo y ese maldito dolor que me consumía. Pero no funcionó. Se había ido para siempre dejando su huella muy marcada en mí para que no la olvidara. Y ahí me abandonó, junto con tantas ilusiones y sueños, junto con nuestros planes, con los viejos triunfos que ahora ya no valían nada y junto a esa taza de café frío que nunca se terminó de tomar. Se llevó mi corazón, aunque estaba destrozado, pero para qué lo quería yo si no se lo iba a dar a nadie más. Ahora yo formaba parte de su lista de cosas a olvidar y ella se había convertido en el fantasma que me condenaría a su presencia hasta el fin de mi historia. La luna y las estrellas lloraron mi azul tristeza esa noche. Un regalo dormirá conmigo todos los días para asegurase de que sueñe con ella. Su recuerdo me acompañará siempre como una foto en mi cartera. Ver las cosas que le gustaban traerá su imagen a mi cabeza. Tendré una parte de ella creciendo conmigo. Y aunque no quiera su nombre siempre estará tras de mi, le seré fiel a su memoria. El que me haya dejado no significa que yo la deje también pues aunque deja dentro de mí un enorme vacío, ahí vivirán las memorias de lo que tal vez fue el amor de mi vida. No importa nada ahora pues yo decidí amarla hasta el final y así será. Solo me queda dejarme invadir por su recuerdo y vivir su ausencia. Su partida me dejó un sabor amargo en la boca, tomé mi vaso con agua y le di un trago.






*Sonia Rangel González*