6/10/15

Cuerpos terrenales.

Ya no hay amor a la noche, ya la luna no es mirada igual, ya las calles no traen deseo consigo ni hay belleza en lo grotesco, sigue grotesco; ya no pertenecemos a nada.
Nos hemos encerrado en nuestra burbuja de confort para no darnos cuenta que somos el cambio, nos encerramos para no ser parte de él y que  no se altere nuestro entorno. ¿ A qué nos aferramos realmente? No tenemos nada. Lloramos porque creemos que debe doler, reímos porque creemos que debemos reír, intentamos sentir porque creemos que es lo que sigue pero dentro no hay nada. Nadie cree en leer y me quedo falta de palabras por ello; besan y son faltos de emociones... todo es predeterminado, están vacíos.
Lloro porque no quiero no sentir, soy intensa porque necesito seguir sintiendo para seguir perteneciendo a mí y no a ellos. Perderme, irme con el viento que sopla en mí pero escalda sus caras. Quiero seguirme dejando en las tibias noches de mi acogedor infierno donde todo pierde sentido, a veces hasta yo.
Siempre he estado tan llena y tan vacía y muchas veces he intentado vaciar y llenarme y volver a vaciarme y así tener la oportunidad de llenarme de nuevo. ¿Dónde estoy? ¿Quién soy? ¿En cuál de todas mis máscaras terminaré transformándome para dejar a mi YO vagando en el limbo astral de la sociedad? Me lleno de momentos y de recuerdos porque no hay nada y me aferro a todo porque quiero sentir, necesito sentir y seguir sintiéndome viva.

Peras al olmo.

Fui yo la única que le sacó peras a tu olmo, nunca temí arder en tus infiernos ni bombardear tus murallas para construir monumentos en tus constelaciones. Jamás dudé lanzarme a tus agujeros negros mientras reflejaba mis locuras en tus manos y derramaba mis agonías en tus muslos. Me ahogué en el mar de tus dudas e intenté llenar de placer a esa bestia que cautelosamente aprisionabas en una jaula de oro.

Siento que me seco y que me pierdo y que me muero de sobredosis, mi alma aún no ha aprendido de puntos medios.

A mi bosque le falta tu invierno,
a mi cuerpo, tus manos frías,
a mi locura, tus dudas,
a mis noches, tus manías.

Estoy tan llena y sigo aquí con las manos vacías.

Ayumi Jane.